08 enero 2009

Zero Gully

Hamish MacInnes en su taller, primera invernal en 1957 junto a Tom Patey y A.G.Nicol




“Esta actividad en invierno es toda una expedición y solo debe ser atacada por cordadas expertas en técnicas de hielo y nieve. La primera parte del corredor presenta pasajes mantenidos y muy empinados de hielo, bajo una mínima o inexistente posibilidad de protección natural, además de estar expuesto a pequeñas avalanchas provocadas por el viento”

“Es una gran escalada, no extremadamente técnica pero las malas posibilidades para las reuniones la transforman en una ruta muy seria. Expuesta a pequeñas avalanchas”



El Zero Gully (el de la izquierda)



Estas dos referencias de las guías del Ben Nevis se refieren a la misma ruta, pese a que puedan parecer diferentes. La primera, perteneciente a la guía de J.R. Marshall, se refiere a una ascensión como se hacía originalmente, y la segunda a como se hace en la actualidad (año 1979). El tallaje de peldaños fue sustituido por las puntas frontales de los crampones, y esto supuso el gran avance de la escalada en hielo y nieve, y un “boom” de la escalada invernal escocesa tuvo lugar, acto seguido.

Las rutas más afectadas por este gran cambio fueron aquellas en las que se presenta hielo vertical como razón principal de su dificultad. De esta manera la actitud para escalar ha cambiado de la noche a la mañana, en rutas como está (Zero Gully), uno de las ocho rutas de grado 5 del Ben Nevis mediada la década de los 60´s. De esa manera, la ruta ha pasado de ser algo muy reputado a una vía seria de grado 5, fruto de esa descomposición de grandes mitos que ha sufrido la escalada invernal en Escocia. Ninguna de las escaladas actuales podrá tener el sabor del viejo estilo, un modo de hacer del que pronto nos hemos olvidado.


En el primer largo de la ruta, durante una ascension actual



Entonces, cualquier ascensión de un grado 5 era todo un evento. La “Zero” fue inmortalizada por Tom Patey en su relato “The Zero Gully Affair”. Los intentos de los escaladores punteros de la época, las retiradas, la épica, la verticalidad del hielo y las continuas avalanchas que la recorrían, contribuyó a darle aquella reputación, y amenazaba silenciosamente a todo aquel que ostentaba hacerse con ella en aquel momento. La ascensión invernal de febrero de 1957 de MacInnes, Patey y Nicol, en tan solo cinco horas, se recuerda como uno de los grandes logros de la escalada escocesa en invierno.





En la entrada del corredor en los años 70





Así pues, con bastante aprensión nos acercamos al Ben Nevis aquella noche de 1967. Jim McArtney y yo teníamos los ojos puestos en aquel corredor. Era un plan secreto y no hablamos demasiado de ello. Nuestra experiencia en grados 5 estaba limitada a el “Gorms”, en nuestras tierras de Aberdeen. Pero el Ben era mucho mayor que todo y apenas teníamos información sobre él. Estó garantizó que la subida al Allt a´Mhuilinn fuera peor de lo necesario. El camino oculto, y era sábado por la mañana cuando entrábamos casi a hurtadillas en el chozo CIC.
El sábado amaneció frío, gris y nublado. Nosotros nos levantamos a medio día en unas condiciones similares, y no era un día “Zero”. Desde que se abrió la ruta, el corredor solo había tenido una repetición anual, y la mayoría de ellas habían durado gran parte del día; así es que Jim y yo nos dirigimos a la Brenva Face para pasar un día tranquilo y comprobar las condiciones.









Terreno mixto a la salida del segundo largo





La mañana siguiente el tiempo solo era un poco mejor, sin embargo salimos pronto hacia la ruta. La tensión libraba una abominable batalla contra la indigestión del desayuno, y hablamos poco durante la aproximación. Nos colocamos el traje de faena: crampones Grivel, los “ice axes” o pequeños piolets de hielo (unos cortos de mujer de la marca Stubai) unidos al arnés por un cordino, una maza para clavijas, anillos de cordino, mosquetones y algunas clavijas, y dos novedosos tornillos de hielo tubulares. La ruta emergía sobre nosotros, pareciendo más una canal que un corredor-goulotte, allí donde la Orion Face se juntaba con el Observatory Ridge. Un primer largo fácil llevaba a una zona empinada, donde encontré una repisa desde la que aseguré de un piolet. No parecía muy fiable. Jim llegó a mi encuentro y siguió hacia arriba. Por encima se veía una rampa redondeada que llevaba a un pilar de hielo, con roca a su izquierda. En la parte alta se veía cerrado por desplomes.





El largo fue resuelto con puentes, y con pasos en hielo vertical combinados con apoyos ocasionales en la cara rocosa izquierda. La protección consistió en un cordino anudado en el hielo a unos 25 m del suelo, y un tornillo no demasiado bueno unos 7 metros más arriba. Con eso Jim alcanzó el techo. El largo nos llevó una hora aproximadamente. La reunión se hizo con un piolet y una clavija en la roca, aun así no inspiraba ninguna confianza. Mejor no tener ni la mínima caída. Vacilé con pasos cortos durante varios minutos hasta colocarme por debajo de Jim, muy tembloroso.
Me agarré a sus tobillos mientras él me colocaba el material alrededor de mi cuello, y pude observar mi largo. Parecía seguir directo hacia el empinado muro de hielo, y más arriba se perdía la imagen. Pero ahora había varios pasos entrecortados de travesía complicada, con múltiples apoyos de pies y manos en diversos lugares. Cuando pase una cornisa y pude ver el otro lado, aquello seguía muy difícil. El secreto está en no desperdiciar ni un solo golpe de piolet, e ir escarbando con la pala del piolet para agrandar el primer golpe dado, hasta formar un reborde. También es bueno estudiar mucho el color del hielo, no importa lo sutil que parezca, ya que indica zonas delicadas y huecas. Aunque seas un auténtico gorila, necesitaras toda la ayuda que puedas encontrar. Finalmente me abrí camino por donde pude, hasta alcanzar unas zonas extrañas en las que retomé en equilibrio. El primer tornillo que pusimos se nos había roto, y el segundo y último que quedaba se salió de un mosquetón que había quedado helado abierto, y callo al vació. La reunión consistió en un anillo de cinta sobre un saliente redondeado.


En una variante a la izquierda de la ruta




Jim me alcanzó y continuó de primero, por un largo de similares características. Navegó buscando lo fácil, aprovechando los huecos naturales, mientras tomaba descansos en las zonas menos verticales de nieve, en busca siempre de posibles protecciones en la roca. Por lo menos, al finalizar nuestro tercer largo, pudimos encontrar una buena reunión.

Estábamos en una buena y amplia repisa, asegurados a un bloque bastante franco. La tarde se estaba metiendo, y aun nos quedaba un largo complejo antes de salir a las sencillas pendientes superiores. De nuevo mi turno, y ya empezaba a notar el agotamiento tanto físico como mental. Tenía que superar un resalte. De nuevo un trabajo delicado para los martillos de hielo, demandando el trabajo de mis cansados brazos, o tallando peldaños por todo el medio del hielo en aparentes peldaños como jarrones, pero en los que era muy difícil pinchar. En un desesperado desenlace final, con los guantes completamente helados, conseguimos resolver las últimas dificultades.






Uno de los últimos desplomes, antes de la salida a terreno facil



El corredor ahora se tumbaba, no obstante cada tirada parecía aguardar una nueva dificultad que estaba dispuesta a quitarnos más tiempo. Uno de los largos que recuerdo, tenía un resalte de unos 7 metros de hielo, completamente hueco. Una lámina de hielo sobre la nada, sobre aire. La escalada no era difícil pero si precaria, algo parecido a subir por una gran botella de cristal. Arriba nieve, de menor dificultad, y se acabó la escalada. Ocho horas en el “Zero Gully”. Exhaustos y contentos de estar fuera.

Esto supuso el antiguo “Zero” de 1967. El nuevo (fines de los 70s) ha sido escalado en apenas una hora, prácticamente a la carrera, habiendo hecho cola para escalarlo, y sufriendo la indignidad de incontables repeticiones. A pesar de esto, Zero es una gran escalada en hielo.




Traducción del texto de Allen Fyffe del libro "COLD CLIMBS" de 1979

9 comentarios:

tumoe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
tumoe dijo...

Grandes especialistas los escoceses en hielo precario...

Talo Martín dijo...

a mí no me ha llamado naide Kaik, le diste mi teléfono o que?

Kiko dijo...

¿un cubatilla talo?

GUITTOU dijo...

La caña!Eso es ambiente!

kili dijo...

esto si que mola y no la entrada anterior, a ver si entre todos nos olvidamos un poco del temita y hablamos de otras cosas.
el ben nevis es un sitio al que me encantaria ir, a ver si este invierno.......

Kiko dijo...

Yo he estado antes de las primeras nevadas, y el sitio es entrañable, la gente muy maja y Inverness y Fort Williams son sitios pequeños y agradables, o lo eran en 1996.....

GUITTOU dijo...

Pues si un sitio a visitar, etoy liado con un libor de Mick Fowler, y dan ganas de hacer un viaje hacia alli, pero hay que ir bien fuerte que no se andan con chiquitas: Mixto+mixto+mixto+hielo fino+verglass = Ben Nevis

Saludos!

PS hechar vistazo al M9 de Patones en infohielo, otra manera de ver esa escuela y las vias a primera vista "inservibles"...

GUITTOU dijo...

soy un poco burro, echar el vistazo sin "ache" ¿ok?

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