26 diciembre 2005

THE SENTINEL 1950 "Tortura con Pitones"


La pared norte del Sentinel fue la última gran escalada de Salathe, hecha en cinco días con muy poco agua y comida. Escalaban por propia convicción y no tuvieron ningún tipo de reconocimiento en su época.
Los primeros reconocimientos de los casi 1000m que esta pared levanta desde el fondo del valle se llevaron a cabo en 1936. Morgan Harris y sus compañeros lograron llegar a la repisa del arbol, a unos 450m de la base, desde donde se alzan los auténticos problemas de esta pared. Desde allí observaron la Gran Chimenea como el único camino lógico para superar la cara norte.
En otoño de 1948 Jim Wilson y su compañero alcanzan una repisa 30m más arriba, sobre el espolón de 250m que se dirige a la chimenea. Un año después, Bill Long y Allen Steck, unidos a los anteriores, vivaquean bajo un desplome de casi 20m y 100º de inclinación, el “desplome Wilson”, y tras usar unos 50 pitones logran alzarse unos 150m por el espolón. En 1950 Long y Bettler alcanzan lo alto del espolón, resolviendo así las aparentes mayores dificultades de la escalada.
Bill Long en una travesía pendular (tensión traverse) en el Espolón

Pero la chimenea resultaba inalcanzable, incluso mediante una travesía pendular, a unos 30m, arriba y a la izquierda, y allí el granito se presentaba liso y vertical. Además, después de unos 100m de chimenea, esta parecía estrecharse mucho, como a unos 30cm de ancho, y las paredes son lisas y desplomadas (The Narrows). Con estas perspectivas, la sección de la chimenea prometía ser el tramo más espectacular de la vía.
Se bromeaba sobre quién sería la cordada que conseguiría dar la gran travesía para alcanzar la chimenea.

Un escalador en la Gran Chimenea

En el mes de Junio de ese año, Steck y Wilson hacen un intento pero se ven obligados una retirada cuando un desprendimiento afecta a una cuerda de rapel. A finales de ese mes, Steck y Salathe llegan a lo alto del espolón tras dos días de escalada y 15 largos de cuerda de sexto grado yankie en su mayoría (en los que usaron unos 80 pitones). Allí encuentran el agua y la comida abandonada en el intento anterior de Steck, y se valen de ella.

Salathé se asoma en un tramo de chimenea en la sección del Espolón

Los 250m finales de escalada les llevarían aún dos días y medio mas de escalada sin a penas comida ni agua, y siendo necesarias 76 clavijas más y 9 buriles (de los cuales 6 se usaron en la Headwall que lleva a la chimenea, sección en la que Salathe estuvo cerca de 10 horas sobre estribos). Cada tarde, a eso de las 2, el sol les empezaba a atizar con temperaturas de más de 35º, y para colmo, desde la pared podían ver y oír las zambullidas de los bañistas en las frescas aguas del río Merced.
La estrechez de la Chimenea (The Narrow) les hizo pensar en la posibilidad de tener que dar la vuelta, pero el arte de Salathe a base de flores de clavijas logró evitar este tramo por fuera.

Steck pitonando para llegar a cumbre

Allen Steck tenía veinte y pocos años y Salathe cerca de 50, y cuando Salathe se enteró de que (más de una década después) Robbins y Frost la habían llegado a escalar en tres horas y cuarto, le dijo a Allen Steck: “Nuestra vía no Al, han escalado otra…”

Traducido del artículo publicado por Allen Steck en el boletín de su club en 1951, y que aparece en el libro de Gallen Rowell "The Vertical World of Yosemite"

2 comentarios:

Javi L. dijo...

Muy bueno el artículo.

Vlady dijo...

Mu currado, si señor.
Salu2

www.JulioImages.com